El Acueducto de Amolanas, situado en la región de Atacama, es una joya arquitectónica e histórica que refleja la rica tradición minera de Chile. Esta estructura, que data del siglo XIX, fue construida con el propósito de abastecer de agua a la planta Lautaro, que se dedicaba a la extracción de cobre.
Durante el auge minero del siglo XIX, la demanda de cobre experimentó un crecimiento significativo a nivel mundial. Chile, con sus vastos yacimientos en la zona norte, emergió como un proveedor esencial. Sin embargo, la minería del cobre enfrentó desafíos, como el agotamiento del mineral de alta ley y la necesidad de modernizar las técnicas de extracción. Fue en este contexto que el empresario Agustín Edwards Ossandón adquirió la mina de cobre de Amolanas en 1890, con la visión de implementar tecnologías avanzadas.
Para garantizar el suministro constante de agua a la planta, se construyó el Acueducto de Amolanas. Esta magnífica estructura, que abarca 85 metros de longitud, se compone de trece arcos que sostienen el canal, culminando en una cascada artificial de 16 metros de altura. El acueducto funcionó hasta 1928, año en que se construyó el Embalse Lautaro. En 1983, fue declarado Monumento Histórico Nacional, reconociendo su relevancia en la historia minera y energética del país.
El diseño del acueducto se inspiró en las técnicas romanas de construcción, y su edificación estuvo a cargo de obreros españoles. La estructura se erige en medio del paisaje desértico, ofreciendo un contraste visual impresionante y sirviendo como testimonio del ingenio humano y la voluntad de superar los desafíos naturales.
Hoy, el Acueducto de Amolanas se presenta como un destino imperdible para quienes visitan la región de Atacama, ofreciendo una ventana al pasado minero de Chile y a la innovación tecnológica de la época.