Primer Cementerio Laico de Chile

Adentrándonos en la historia de Caldera , nos encontramos con el Cementerio Laico, un lugar que guarda memorias y relatos de antaño. Situado en el puerto de Caldera, en la Región de Atacama, este cementerio es reconocido por ser el primer cementerio laico o lego del país. Su construcción fue llevada a cabo por don Domingo Reyes y Gómez, quien fuera gobernador de la ciudad, y fue inaugurado el 20 de septiembre de 1876. Durante esa época, Caldera era un puerto de gran relevancia debido a la actividad minera de las minas Chañarcillo y Tres Puntas, así como por el comercio e industria local.

El Cementerio Laico no solo se distingue por la placa en su frontis que lo identifica como el “Primer Cementerio Laico de la República”, sino también por su impresionante arquitectura. Al recorrerlo, es imposible no admirar sus hermosas bóvedas, mausoleos y tumbas, especialmente aquellas construidas por inmigrantes alemanes, italianos e ingleses que encontraron su descanso eterno en este lugar. La diversidad de nacionalidades se refleja en los epitafios escritos en diferentes idiomas en las lápidas. Además, los mausoleos resaltan por el uso de materiales como el fierro fundido, la madera y el mármol, todos ellos con un marcado estilo arquitectónico neoclásico y ecléctico, adornados con ricos ornamentos.

Entre las historias que resguarda este cementerio, destaca la de los marinos del acorazado Blanco Encalada, quienes perdieron la vida durante la Guerra Civil de 1891 en la bahía de Caldera. Junto a ellos, descansan héroes de la Guerra del Pacífico, ingenieros, maquinistas, funcionarios del Ferrocarril de Caldera a Copiapó y numerosos extranjeros que trabajaron en la región.

En 1994, preocupados por el estado de abandono y la falta de valoración histórica del cementerio por parte de los habitantes de Caldera, diversos actores de la comunidad solicitaron su declaración como Monumento Nacional. Ese mismo año, se colocó una placa conmemorativa en honor a los 118 años de su creación, bajo el lema: “1876 – 1994. Homenaje al primer cementerio laico de la República, expresión de respeto a la libertad de pensamiento y culto, que en camino hacia Dios – el Ser Supremo- o la Causa Primera hizo hermanos a los hombres de Chile”. Dos años después, el cementerio fue oficialmente reconocido como parte del patrimonio cultural del país.

Al visitar el Cementerio Laico de Caldera, no solo se aprecia la belleza arquitectónica y artística del lugar, sino también se revive una parte esencial de la historia de Chile, donde cada tumba y mausoleo cuenta una historia que merece ser recordada y valorada. Es un viaje al pasado que nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar y valorar nuestro patrimonio cultural.

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