La Locomotora Copiapó, un símbolo de la innovación y el progreso en Chile, tiene una historia rica y fascinante que se remonta a mediados del siglo XIX. Esta locomotora fue la primera en recorrer la vía férrea de Chile, marcando un hito en la historia del transporte nacional.
Construida en 1850 por Norris Brothers de Filadelfia, Estados Unidos, la misma empresa encargada de la construcción del ferrocarril de Caldera a Copiapó, la Locomotora Copiapó comenzó su servicio en 1851 bajo la dirección del maquinista irlandés John O’Donovan.
El propósito principal de esta locomotora era atender las necesidades de transporte de una región en auge debido a la minería de la plata. Sin embargo, su vida útil fue relativamente corta, desde 1851 hasta 1858. La razón de su retiro temprano se debió a problemas técnicos causados por la falta de leña, su combustible original. Al intentar usar carbón mineral como alternativa, combinado con la alta salinidad del agua, las calderas de la locomotora resultaron dañadas.
Después de su retiro, la Locomotora Copiapó fue trasladada a Santiago para ser exhibida en la Exhibición Internacional de la Quinta Normal. Posteriormente, fue llevada al Museo Nacional, donde permaneció hasta 1895. A pesar de caer en el olvido durante un tiempo, en 1952 fue declarada monumento nacional mediante Decreto Supremo.
Hoy en día, este emblemático tren se encuentra en exposición permanente en uno de los patios de la Universidad de Atacama en Copiapó, sirviendo como un recordatorio tangible de la rica historia ferroviaria de Chile y de los esfuerzos de ingenieros y trabajadores que contribuyeron al desarrollo y modernización del país.
La construcción del Ferrocarril Caldera-Copiapó, donde la Locomotora Copiapó jugó un papel crucial, fue una obra de William Wheelwright. Esta infraestructura se debió al auge de la minería de la plata y marcó el comienzo de una serie de inversiones en transporte, estableciendo un precedente en la historia nacional.. El descubrimiento del mineral de plata de Chañarcillo en 1832 generó un gran movimiento en la región, y el ferrocarril surgió como una solución a las crecientes necesidades de transporte.
El ferrocarril no solo impulsó el desarrollo del puerto de Caldera y la ciudad de Copiapó, sino que también introdujo otras innovaciones, como la destilación de agua para evitar dañar las calderas de las locomotoras y proporcionar agua potable a la población, así como la instalación de alumbrado a gas. Con el tiempo, la Compañía de Ferrocarriles de Copiapó, inicialmente respaldada por inversionistas chilenos, pasó a manos extranjeras, reflejando la creciente influencia de las inversiones europeas en Sudamérica. Finalmente, en el siglo XX, el ferrocarril fue adquirido por el Estado chileno, integrándose a la red longitudinal norte.
Este primer ferrocarril, con la Locomotora Copiapó como protagonista, simbolizó el proceso modernizador que vivía Chile en ese momento, y su construcción dejó una marca indeleble en la historia nacional y continental.